‘El Mundo del Mañana’ – Capítulo 4

NABEEL RAJAB / ALAA ABD EL-FATTAH

Soy Julian Assange.
Editor de Wikileaks.
Hemos sacado a la luz secretos del mundo.
Hemos sido perseguidos por los poderosos.
Desde hace unos 500 días estoy detenido sin cargos, pero eso no nos ha impedido seguir.
Hoy estamos buscando ideas revolucionarias que podrán cambiar el mundo del mañana.
¿Es la primavera árabe la materialización de los sueños o una fantasía imposible? Esta semana, eludiendo las habladurías, converso directamente con dos líderes revolucionarios.
Hablo con el escritor y activista Alaa Abd El-Fattah, de El Cairo. Lo detuvieron, le prohibieron viajar y se ha convertido en el icono de la revolución traicionada.
Hoy, bajo mi arresto domiciliario, recibo a Nabeel Rajab, director del Centro de Derechos Humanos de Bahréin y una de las figuras más importantes en la sublevación en Bahréin.
Quiero preguntarles sobre las revoluciones en Oriente Medio. ¿Han sido un éxito o un fracaso, reveladas o clandestinas? ¿Qué les motiva a seguir arriesgando sus vidas?
JULIAN ASSANGE: Alaa.
ALAA ABD EL-FATTAH: ¡Hola!
JULIAN ASSANGE: ¿Me ves? Y aquí está Nabeel de Bahréin.
ALAA ABD EL-FATTAH: Sí. Eh... [habla en árabe]
NABEEL RAJAB: Nos preocupábamos por ti.
ALAA ABD EL-FATTAH: Me alegro de verles. Sí.
JULIAN ASSANGE: Sí, está en libertad ahora pero no por mucho tiempo…
ALAA ABD EL-FATTAH: Ninguno de nosotros ha estado en libertad demasiado tiempo, ¿eh?
JULIAN ASSANGE: Quizás no.
JULIAN ASSANGE: Pues, ¿qué fue lo que pasó en las últimas semanas? Cuando te llamamos y tratamos de traerte aquí…
NABEEL RAJAB: Quiero decir, la última vez...
JULIAN ASSANGE: … estabas en la cárcel...
NABEEL RAJAB: Bueno, quiero decir, sí… Me detuvieron casi durante medio día y el mes pasado me golpearon en la calle. Hace unos meses unas personas enmascaradas de la seguridad me sacaron de mi casa, me llevaron a un lugar desconocido esposado y con los ojos vendados, me torturaron y después me volvieron a traer a casa. Cuando escribí en mi cuenta de Twitter que iba a encontrarme con Julian Assange, que iba a hablar con él en un programa de televisión, la víspera casi 100 policías rodearon mi casa, armados con ametralladores y se dieron cuenta de que no estaba dentro. Luego pidieron a mi familia que me dijeran que tenía que presentarme ante el fiscal hoy a las 4. Bueno, aquí estoy.
JULIAN ASSANGE: Pero estás aquí hoy a las cuatro.
NABEEL RAJAB: Estuve aquí y recibí el mensaje la noche pasada y creo… estoy acostumbrado a…
JULIAN ASSANGE: ¿Qué vas a hacer?
NABEEL RAJAB: Voy a volver; quiero decir, tengo que enfrentarme a eso. No es la primera vez, pero… Esto es la lucha. Esto es la libertad. Esto es la democracia por la que luchamos. Tiene su precio y debemos pagarlo, y el precio puede ser muy alto, como ya hemos pagado un precio alto en Bahréin. Y queremos pagar por estos cambios por los que luchamos.
JULIAN ASSANGE: Y, Alaa, ¿dónde estás tú ahora? ¿Han levantado las acusaciones contra ti?
ALAA ABD EL-FATTAH: No, todavía estoy esperando juicio. El caso está bajo investigación. Me prohibieron viajar y me acusan de asesinatos, de dañar la propiedad pública, principalmente vehículos blindados de combate, de haber robado armas militares, de incitar a la asociación ilícita con propósitos de terrorismo. Así que me acusan de haber golpeado a un par de pelotones, de haber robado sus armas y asesinado a uno de ellos… un soldado…
JULIAN ASSANGE: ¿Te acusan de haber sido un “niño muy travieso”?
ALAA ABD EL-FATTAH: Sí, y además un Supermán. Puedo hacer cosas inverosímiles… hacer frente a vehículos blindados solo, por mi propia cuenta, etc. Y tengo testigos… los testigos de la acusación han declarado que estuve en dos lugares diferentes al mismo tiempo, pero todavía me están investigando, así que obviamente soy capaz de mucho más, tengo muchos superpoderes, lo que es bastante asombroso. Tengo una buena reputación en la ciudad y en la prisión. Sabes, cuando la gente va a prisión por haber robado autos… pero a mí me acusan de haber robado tanques…
JULIAN ASSANGE: ¿Qué opinas, cómo acabará todo?
ALAA ABD EL-FATTAH: No sé si están particularmente interesados en mí o simplemente en la idea de utilizar los juzgados como una herramienta contra los activistas, una herramienta legal… porque no parece suficiente poder golpearlos, no basta con poder matar a la gente. De hecho hasta cuando cometen asesinatos selectivos, creemos que son asesinatos selectivos, los cometen contra personas sumamente importantes pero poco conocidas. Así que tienen problemas con nosotros, con el dilema de los activistas famosos, ¿qué hacer con ellos? Y creo que tratan de construir cierta legitimidad para usar los juzgados contra nosotros y siguen fracasando, pero… están perdiendo el tiempo, por eso mi caso sigue bajo investigación y por eso sigo siendo acusado. Tal vez finalmente conseguirán arruinar mi imagen, están trabajando en ello, por ejemplo me imputan estar a favor de los homosexuales, lo que también me reporta “buena” reputación en la ciudad…
JULIAN ASSANGE: ¿Cuál es la situación actual en Bahréin?
NABEEL RAJAB: Puedo decir que hay tres situaciones diferentes. En Túnez, la revolución ha terminado, el derrocamiento del régimen ha concluido, el sistema es completamente nuevo…
ALAA ABD EL-FATTAH: Hombre, no. No está terminado en Túnez, en absoluto.
NABEEL RAJAB: Después va Egipto, que tiene una revolución a medio camino, aún inacabada, el ejército y el sistema y el régimen siguen existiendo. Y después tenemos la revolución de Bahréin que sigue existiendo y en marcha y aún no ha logrado nada, pero la revolución está todavía en proceso. Después de un año, aún continúa. Muchas personas han muerto, en términos porcentuales mucho más que en Túnez y Egipto. Desgraciadamente, estamos en una región gobernada por familias, dictadores desde hace cientos de años. Pero su poder radica en la riqueza, en el apoyo estadounidense, de los ejércitos que tienen y no en la legitimidad de la gente. No hay ninguna legitimidad democrática, pero esto es la realidad, que ellos están en el poder y no podemos cambiarlos porque nadie quiere hablar de ellos.
JULIAN ASSANGE: Alaa, ¿Cómo está la situación en Egipto?
ALAA ABD EL-FATTAH: Pues, la cosa de los 18 días fue muy sorprendente, el que Mubárak se fuera tan rápido… el precio fue alto, pero pensábamos que iba a ser mucho más alto. Lo que pasa en Egipto ahora es lo que esperábamos que sucediera, quiero decir, que todos pensábamos que la revolución iba a durar un año o aún más… Pues este año que pasó sin Mubárak está pasando con los militares. En un primer momento, la gente pensaba que los militares decidirían conservar su unidad y estatuto y no comprometerse defendiendo al régimen… pero en realidad los militares son el núcleo del régimen… así que la revolución ahora es la revolución contra el gobierno de los militares.
JULIAN ASSANGE: ¿Los grupos revolucionarios en Bahréin y la gente que apoyó estas protestas en Bahréin están desilusionados? ¿Tienen mucho miedo a actuar? ¿Sienten que han fracasado? ¿Han perdido el entusiasmo? ¿Quién impulsa el proceso?
NABEEL RAJAB: Todavía hay mucha gente. A mí no me sorprendería, o no debes sorprenderte de ver la mitad de la población de Bahréin saliendo a las calles para protestar. Sigue pasando. Esto no ha sucedido en ninguna de las revoluciones. Ninguna de las revoluciones de los últimos 50 años ha visto al 50% de la población en las calles protestando. Pero lo puedes ver en Bahréin. Desgraciadamente, debido al doble rasero de muchos países, debido a los dobles raseros de muchas cadenas estatales como Al-Jazeera, Al-Arabia y otras cadenas europeas, no lo muestran, pero es la realidad.
JULIAN ASSANGE: ¿Por qué Al-Jazeera no lo muestra…?
NABEEL RAJAB: Al-Jazeera fue positiva en Egipto y lo fue en Túnez. De hecho, Al-Jazeera se convirtió en el signo emblemático de cualquier revolución en el mundo árabe, de si es una revolución fidedigna o no. Si Al-Jazeera cubre una revolución, es fidedigna. Pero en lo que se refiere a Bahréin, Al-Jazeera se mantenía callada. Estoy hablando de la Al-Jazeera árabe, no de la inglesa, la inglesa es completamente diferente.
JULIAN ASSANGE: Sí. La cadena inglesa estaba bien, ¿no?
NABEEL RAJAB: Hasta cierto punto… estaba bien. La árabe mantenía un silencio total. De hecho, en muchos ámbitos han tomado parte por el gobierno.
JULIAN ASSANGE: ¿Por qué?
NABEEL RAJAB: ¿Por qué? Pues porque son todos de la misma familia regente y de la misma región. La democracia en Bahréin va a afectar Catar y va a afectar Arabia Saudí, que posee la cadena de televisión Al-Arabia.
JULIAN ASSANGE: ¿Y por qué los saudíes mandaron tropas a Bahréin?
NABEEL RAJAB: Esto es algo de lo que todo el mundo debería hablar y condenar, pero hemos visto la invasión de los saudíes en mi país en medio de un silencio total. Ahora los mismos gobiernos mandan tropas a Libia a luchar contra el régimen y ahora están en contra de Assad de Siria, algo que tal vez deben hacer, pero en la situación de Bahréin hubo completo silencio con los saudíes y las tropas.
JULIAN ASSANGE: ¿Tenían miedo de que los activistas chiitas se mudaran a Arabia Saudí?
NABEEL RAJAB: No, porque los saudíes tienen mucha influencia en EE. UU., en Europa. Para los intereses de EE. UU., para los intereses de muchos países, para la venta de armas, para el flujo del petróleo, para los intereses mutuos que muchos países consideran más importantes que los derechos humanos en Bahréin. Por ejemplo, EE. UU. pidió que los rusos no vendieran armas a Siria y, sin embargo, EE.UU. vende armas a Bahréin. Ayer oí una declaración de un representante estadounidense del Consejo de Derechos Humanos que decía “No vamos a hablar sobre Bahréin en esta reunión, porque Bahréin está mejorando por sí solo.” Mientras que la gente… mientras estoy aquí hablando contigo hace unas horas un hombre murió a causa del gas lacrimógeno. La gente muere cada día…
JULIAN ASSANGE: ¿Está Irán avivando a las fuerzas revolucionarias en…?
NABEEL RAJAB: Esto es lo que dice el gobierno. Esto es lo que los estadounidenses tratan de comprar, pero no tiene nada que ver con la revolución…
JULIAN ASSANGE: Leí un mensaje mientras sucedían estas protestas en Bahréin, hace unos ocho meses, y este mensaje estadounidense que publicamos decía que oficiales del gobierno de Bahréin llegaron a la embajada estadounidense y dijeron: “Mira, Irán está detrás de las exigencias de los derechos humanos en Bahréin. Está mandando dinero y armamento a la oposición bahreiní.” Y el embajador de EE. UU. en su carta a Washington dijo que no había evidencias de que fuera verdad. Pero lo siguen afirmando… lo siguen afirmando aunque nunca hubo ninguna evidencia de eso.
NABEEL RAJAB: Sí, sí. Igual que al menos un mensaje que era sobre mí: uno de los agentes del gobierno va a la embajada de EE. UU. y dice que Nabeel Rajab recibe fondos del gobierno iraní y los estadounidenses dicen al Departamento de Estado que no es verdad, que no tienen nada para comprobarlo. Pero…
JULIAN ASSANGE: ¿Crees que este temor acerca de Irán es la principal razón por la que Occidente no apoya…?
NABEEL RAJAB: Estoy seguro que quieren que Bahréin sea estable porque la Quinta Flota está en Bahréin. Quieren que Bahréin sea muy tranquilo y estable. Los saudíes se enojaron mucho cuando perdieron a Ben Ali en Túnez y a Mubarak en Egipto. ¿Sabes que el rey saudí llamó a Obama y se pelearon? Y cuando se trata de Bahréin la última cosa que los saudíes quieren ver allí es una revolución a unos kilómetros de su frontera, lo que supondría un impacto negativo en Arabia Saudí. Por eso los saudíes mandaron tropas a Bahréin para participar en el aplastamiento, en la masacre, en la detención de la gente, participaron en este aplastamiento sangriento con el silencio total de la comunidad internacional. Sí, los saudíes no querían democracia; sí, Catar quiere promocionar la democracia en Siria y en otras partes del mundo, pero no quieren democracia de Catar: tienes que preguntar a tu gente, tienes que compartir el poder, tienes que compartir la riqueza y aquellos gobiernos no van a dejar que esto suceda.
JULIAN ASSANGE: Alaa, seguramente recuerdas que durante los días más sangrientos de la revolución egipcia Joseph Biden, del Departamento de Estado, y Hillary Clinton propusieron la candidatura de Suleiman, jefe de la Oficina de Inteligencia de Egipto, para ser una especie de sucesor de Mubarack, como una figura de compromiso. Nosotros revelamos mucha información sobre él, su postura acerca de Israel, su relación con Estados Unidos y que él era una especie de… torturador en jefe. Entonces, justo después de esto se vio que Suleiman no iba a tener éxito, y Hillary Clinton empezó a elogiar la revolución egipcia y a decir que las revoluciones en Egipto y en Túnez ocurrieron gracias a dos grandes empresas estadounidenses: Twitter y Facebook. Seguro que lo has oído muchas veces.
ALAA ABD EL-FATTAH: Tienes que entender que en las revoluciones existe una batalla narrativa. Las revoluciones representan ideas mucho más que cadáveres en las calles, balas, etc. Y el aspecto crucial de esta batalla narrativa es intentar reducir la revolución al nivel de los jóvenes del Facebook. Esto no significa que estos jóvenes no hayan desempeñado un importante papel en la revolución. Sí, lo hicieron, pero si destacas sólo una parte de la revolución y afirmas que ésta es la verdadera y que lo demás no existe, y después con el fin de aislar las fuerzas revolucionarias juegas con todo, juegas con la clase, con la cantidad de gente que quería usar la violencia para defenderse. Así que esos jóvenes de clase media acomodados con educación superior y muy familiarizados con Internet jugaron un papel importante en la revolución y, por razones muy tácticas, fueron símbolos de las revoluciones, porque se necesitaba que todo el mundo amara la revolución egipcia. También había esa fiesta al estilo Woodstock sin sexo ni drogas, pero maravillosa e inspiradora, a la vez muy real. Así era la fiesta en Tahrir. Pero si cuentas la historia, es justo en esta plaza. Cuentas una historia acerca de esos jóvenes guapos, con educación, conectados a Internet, congregados en la plaza Tahrir, y así ignoras a los trabajadores, las batallas en las calles, ignoras cuánta violencia ha habido. No nos ateníamos a un guión que escribió la gente que no tenía nada que ver con la revolución. Así que Hillary no sólo trataba de apalancar empresas estadounidenses, intentaba propulsar una narrativa diseñada para detener la revolución y asegurarse de que no fuera más allá de Mubárak.
JULIAN ASSANGE: Alaa, una vez escribiste… “La Plaza es una leyenda que dejará de existir si las familias de los mártires dejan de creer en ella. Nuestro sueño es una alternativa al régimen, si lo abandonamos por unos debates realistas, racionales y comprometidos que siguen órdenes prioritarias, desaparecerá. No hagan caso a los expertos y escuchen a los poetas, porque estamos en una revolución. Vayan con cuidado y láncense contra lo desconocido, porque es una revolución. Conmemoren a los mártires, porque entre las ideas, símbolos, historias y espectáculos nada es real salvo su sangre, y nada está garantizado salvo su eternidad”. Esta parte de la revolución egipcia, la Plaza, ha terminado. ¿Pero ha terminado el sueño?
ALAA ABD EL-FATTAH: No se puede definir lo que es un sueño. Pero seguro que no es la aburrida democracia representativa de occidente, donde una nación se involucra en una guerra, como hizo el Reino Unido, sin el consentimiento de su pueblo; donde elegir a un presidente que encarne nuevas esperanzas es casi lo mismo que elegir a uno que no las encarne, como ocurrió en EE. UU. Sabes… El sueño es… es lo que te hace trabajar de más, Julian, es una democracia que no da lugar a movimientos como ‘Ocupa Wall Street’ u ‘Ocupa Londres’ y a protestas como en Grecia, etcétera. Pero… es mucho más fuerte y sigue vivo pero… no ha sido definido. No tenemos una teoría… aún. Así que, el sueño, lo ves en esos momentos cuando te pones poético, como yo traté de ser en ese artículo. El sueño lo ves en los grafitis, y por eso ha sido tan ligado a los mártires. Quiero decir, no los tratamos como a personas que han muerto: son inmortales. Y no es su sacrificio, sino que es cómo vemos su sacrificio y cómo hacemos vivir su memoria. Entonces rozamos el concepto de sueño, pero no puedo decir exactamente lo que es. En las batallas casi puedo tocarlo… Cuando luchamos contra la policía, siempre hay momentos de alto el fuego que no duran mucho -cuando la policía recarga las armas con municiones y deja de disparar y nosotros dejamos de hacerlo también, automáticamente-, en esos momentos ves que la gente se sienta en círculos. Y hay hogueras por todas partes, porque bueno, se usan cócteles Molotov o algo parecido, entonces, esas hogueras se convierten en hogueras amistosas, con la gente sentada alrededor. Y toman té… De repente los vendedores de la calle aparecen como de la nada, y la gente está sentada tomando té y cantando, etc… Es un estado posmoderno al que intentamos llegar, y no sabemos lo que es exactamente, pero estamos teniendo una revolución y no simplemente reformas ordinarias. Por eso no importa lo que quiera el gobierno estadounidense y lo que haga Al-Jazeera, porque se trata de algo mucho más profundo. No sé si ganaremos esta vez, no sé si ganaremos alguna vez en esta vida, pero… basta con que casi cada semana yo tenga la sensación de poder rozar ese sueño.
JULIAN ASSANGE: ¿Nabeel?
NABEEL RAJAB: Creo que… a finales de 2012 con Bouazizi, empezó un tsunami y creo que va a cambiar toda la región, puede que en unos años toda la región sea diferente. Habrá gobiernos locales inteligentes que se reformarán a sí mismos muy rápido, pero a los gobiernos que se resistan al cambio creo que el tsunami los moverá de sus sitios. Esos gobiernos, en Estados Unidos o Europa, que habían construido las relaciones e intereses estratégicos comunes con esos dictadores, creo que van a perder mucho. Esos gobiernos lo suficientemente listos como para construir relaciones con personas en vez de dictadores van a ganar. Cambios… soy muy optimista, creo que en nuestra región se producirán cambios positivos.
JULIAN ASSANGE: En estos momentos, si estás en prisión o si estás secuestrado y te pegan, cuando estás totalmente aislado, cuando no tienes control del espacio físico, cuando no controlas tu cuerpo… Cuando alguna otra persona lo controla y no estás en libertad en el sentido más fundamental de la palabra, ¿en qué piensas? ¿Cómo controlas tus sentimientos, cómo te ves a ti mismo en ese momento?
NABEEL RAJAB: Creo que si tienes una meta, si crees que tu objetivo es justo, si luchas, superarás esas dificultades. Sabes que estás luchando por el cambio. Es algo que ha estado ahí durante cientos de años y es difícil de cambiar. Así que para lograrlo tienes que estar dispuesto a pagar un precio… incluso con tu vida. Y estoy seguro de que esas personas que dirigen los movimientos en el mundo árabe son personas que desean conseguir esos cambios.
JULIAN ASSANGE: ¿Alaa?
ALAA ABD EL-FATTAH: Las prisiones son una mierda. Es la segunda vez que... estoy detenido. En mi última batalla me enfrenté a un fiscal militar y me negué a reconocer la legitimidad del sistema judicial militar. Logramos una gran victoria y me enviaron al juez de primera instancia que me mantuvo detenido. Y llegó un momento en que yo me sentía tan mal, al borde del desmayo, que quería salir y ser testigo del nacimiento de mi primer hijo, y no podía hacerlo. Me desmayé, mi hijo nació y tres horas después mi familia logró enviarme fotos de él. Pero no me importó, en ese momento no me importó. Así que siempre ha sido una experiencia de estar rodeado de amor a un nivel muy personal, pero también de solidaridad. Tengo la suerte y el privilegio de que cuando me encarcelan, en el mundo hay solidaridad masiva que siempre tiene un carácter muy personal.
JULIAN ASSANGE: ¿Sabías cómo te apoyaba la gente mientras estabas dentro?
ALAA ABD EL-FATTAH: Sí, sobre todo gracias a las visitas de los familiares. Así que no es un aislamiento que no pudiese superar. Incluso podría estar en la misma celda con criminales peligrosos. Pero si me privasen de las visitas, no sé cómo lo aguantaría… ¡No se lo digas a ellos!
JULIAN ASSANGE: Nabeel, eres padre de dos hijos.
NABEEL RAJAB: Sí, tengo dos.
JULIAN ASSANGE: ¿Les dirías a tus hijos que fueran de mayores activistas como tú, a riesgo de ser secuestrados, encarcelados y golpeados?
NABEEL RAJAB: No se lo tengo que decir, eso ocurrirá por si solo…
JULIAN ASSANGE: ¿Seguirán tu ejemplo?
NABEEL RAJAB: Sí, mi hijo y mi hija ahora encabezan estas protestas. Los recogí de la escuela porque estaban agobiados. De la misma escuela donde estudian los hijos de los miembros de las familias gobernantes… y pagan un precio alto, quizás más alto que yo, porque estoy luchando y estoy preparado para la reacción, pero ellos empezaron a crecer mirando la reacción por un motivo que desconocían. Su casa ha sido asaltada en la mitad de la noche, han visto como sacaban a su padre de la cama y lo golpeaban delante sus ojos. Han utilizado gas lacrimógeno en su casa más de 20 veces durante el último año. Han visto cosas que niños normales nunca han visto en sus vidas, pero han aprendido mucho, son más maduros para la edad que tienen. Cuando ellos…
JULIAN ASSANGE: ¿Cuántos años tienen?
NABEEL RAJAB: Mi hija tiene nueve años y mi hijo acaba de cumplir 14. Solía participar conmigo en todas las protestas desde que tenía cinco años. Y a mi hija nunca le ha gustado la política ni los derechos humanos, pero desde que me secuestraron y me pegaron una paliza frente a ella, se convirtió en una radical y en una activista. Y mi mujer también. Creo que todos en la familia somos activistas. Somos más de mil personas…
JULIAN ASSANGE: ¿Todo el clan?
NABEEL RAJAB: Sí, la familia… Quiero decir, creo que ahora muchos de ellos son activistas. La revolución ha hecho activistas de toda la nación. Imagínate al gobierno de Bahréin deteniendo a periodistas, a organizaciones de los derechos humanos para que no entren en el país, pero la mayoría de la gente, los jóvenes se hacen periodistas, activistas pro derechos humanos, usuarios de blogs en Internet…
JULIAN ASSANGE: Ahora hay oportunidades en el mercado.
NABEEL RAJAB: Gracias a Dios y al gobierno de Bahréin se creó un movimiento tan joven. Creo que nos vamos a beneficiar de él, y todo el mundo árabe se va a beneficiar de sus revoluciones.
JULIAN ASSANGE: Alaa, tu hijo se criará en un nuevo Egipto.
ALAA ABD EL-FATTAH: Tenía la misma idea que tengo ahora de educar a mi hijo para que odie el fútbol para que no le maten. Y después me acordé y le puse el nombre en honor a Khalid Saeed, víctima de las torturas de la policía. Era joven y murió en Alejandría dos años antes de la revolución. Y no hizo nada. No hay manera de proteger a mi hijo. Sabes, no tiene sentido criarlo y evitar que sea un activista o un defensor del régimen o algo así,… eso no importa. Cuando hay represión, el carácter de la violencia es tan aleatorio que te va a afectar de todas formas. La injusticia es tan aleatoria que te va a afectar. No les puedes garantizar una buena vida a tus hijos hasta que se la garantices a cualquier otro niño. No está en mis manos, no puedo hacer nada.